Paseando por el campo lleno de olivares vi a un perrito cojito
y al ayudarlo a levantar su patita
! Tenía una herida ¡
Llevándolo a mi casa
le puse un vendaje
y lo cuidé hasta que en la ultima semana
nos dijimos el adiós nunca esperado
y se fue corriendo como una liebre
intentando que no la pillasen los
cazadores fultivos.
y amagando la cabeza
y entre lagrimas de
tristeza lo vi
escapar en el
horizonte cerré la puerta
de mi humilde casita.
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