martes, 3 de marzo de 2015

El cactus enamorado

Hace muchos años, había dos tribus enfrentadas entre sí: los huasanes y los mallis.
Los jefes de cada tribu tenían hijo e hija, Munaylla (hija del jefe de los huasanes) y Pumahima (hijo del jefe de los mallis). Un día se conocieron y quedaron muy enamorados el uno del otro.

Un día, en uno de sus encuentros, Pumahima le propuso a Munaylla irse juntos a un lugar donde nadie pudiera interceder en su relación y donde pudieran ser felices los dos, a lo que ella aceptó.

Andaron y andaron durante días, día y noche, hasta que un día escucharon unas voces. Esas voces eran de los miembros de cada tribu (huasanes y mallis) que se habían unido en la búsqueda de ambos. En ese momento Munaylla, al escuchar las voces de esos hombres mas cerca, le pidió a su dios Pachacámac que los ayudara a huir, por lo que el dios convirtió a Pumahima en un cactus, en el cual Munaylla se escondió y pudieron pasar desapercibidos a los ojos de sus perseguidores.

Al cabo de unos días, Pachacámac bajó para decirle a Munaylla si querían volver a su estado normal, a lo que ella le respondió que preferían quedarse así, a lo que el dios aceptó. Pero a la llegada de la primavera, Munaylla quería ver el cielo azul, por lo que empujó y empujó con su cabeza a través de la corteza del cactus, saliendo al exterior como una pequeña flor en busca del sol de la primavera.

Por eso cuenta la leyenda que Pumahima protege a siempre a Munaylla con su fuerte corteza y sus espinas, y que ella siempre es fiel a su cielo azul en primavera apareciendo como una bella flor.

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