Hacia las 7 de la tarde, el silencio desapareció dando lugar a los gritos de la gente que allí había. La luna apareció en el horizonte, y con ella aparecieron Nicholl, Barbicane y Ardan, las 3 personas que esa noche iban a poner camino hacia la luna.
Tras la cuenta atrás, el proyectil se lanzó, entre la sorpresa de la gente presente. Tras unos intentos de buscarlo en el cielo oscuro, nadie pudo volver a verlo. Al pasar unos días llegaron las primeras noticias del proyectil, la cuales decían que este no había conseguido su objetivo (llegar a la luna), pero que había pasado tan cerca de ella que había sido atrapado por unas de sus órbitas. Con esto se llegó a dos conclusiones: que el proyectil podía desprenderse de esta órbita y poder volver a la tierra o que se quedara para siempre atrapado en aquella órbita. Por ello se decía que el sistema solar estaba dotado de un nuevo astro.
(Este fragmento está sacado de la novela de Julio Verne De la Tierra a la Luna, escrita en 1865 y en la cuál se contaba lo que realmente tuvo lugar 104 años después, en 1969)
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